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domingo, 6 de junio de 2021

Semillas


Proverbios y cantares (XXIX), de Antonio Machado

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

martes, 18 de mayo de 2021

Un nuevo despertar



Nómadas, de Franco Battiato

Nómadas que buscan los ángulos de la tranquilidad,
en las nieblas del norte, en los tumultos civilizados,
entre los claroscuros y la monotonía de los días que pasan.
Caminante que vas buscando la paz en el crepúsculo,
la encontrarás, la encontrarás al final de tu camino.

Largo el tránsito de la aparente dualidad,
la lluvia de septiembre despierta el vacío de mi cuarto
y los lamentos de la soledad aún se prolongan.
Como un extranjero no siento ataduras del sentimiento
y me iré de la ciudad, esperando un nuevo despertar.

Los viajantes van en busca de hospitalidad
en pueblos soleados, en los bajos fondos de la inmensidad,
y después duermen sobre las almohadas de la tierra.
Forastero que buscas la dimensión insondable
La encontrarás fuera de la ciudad, al final de tu camino.

domingo, 11 de abril de 2021

Inmóvil



No te salves, de Mario Benedetti

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca

no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si

pese a todo no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas

entonces
no te quedes conmigo.

miércoles, 24 de marzo de 2021

Fuego y ceniza



Selección, de Emily Dickinson

De las almas creadas
supe elegir la mía.
Cuando parta el espíritu
y se apague la vida,
y sean Hoy y Ayer
como fuego y ceniza,
y acabe de la carne
la tragedia mezquina,
y hacia la Altura vuelvan
todos la frente viva,
y se rasgue la bruma ...
yo diré: Ved la chispa
y el luminoso átomo
que preferí a la arcilla.

lunes, 15 de marzo de 2021

Para más tarde


El camino no elegido, de Robert Frost

Dos caminos se abrían en un bosque amarillo,
y triste por no poder caminar por los dos,
y por ser un viajero tan solo, un largo rato
me detuve, y puse la vista en uno de ellos
hasta donde al torcer se perdía en la maleza.

Después pasé al siguiente, tan bueno como el otro,
posiblemente la elección más adecuada
pues lo cubría la hierba y pedía ser usado;
aunque hasta allí lo mismo a cada uno
los había gastado el pasar de la gente,

y ambos por igual los cubría esa mañana
una capa de hojas que nadie había pisado.
¡Ah! ¡El primero dejé mejor para otro día!
Aunque tal y como un paso aventura el siguiente,
dudé si alguna vez volvería a aquel lugar.

Seguramente esto lo diré entre suspiros
en algún momento dentro de años y años
dos caminos se abrían en un bosque, elegí…
elegí el menos transitado de ambos,
Y eso supuso toda la diferencia.

jueves, 24 de diciembre de 2020

Nada

 


La verdadera razón de las cosas es invisible, inasible, indefinible, indeterminable. (...) Después de esta revelación, ya no querer ni hacer nada es la verdadera ciencia y el verdadero talento.

Tratado del vacío perfecto. Lie Tse

sábado, 24 de octubre de 2020

Contra el optimismo



O sea, que contra el optimismo no hay vacunas

Mario Benedetti, Refranívocos, A dos voces

jueves, 15 de octubre de 2020

Meditación de "El loco"




Caminante, son tus huellas
el camino y nada más.
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar. 

Antonio Machado, Proverbios y cantares (XXIX). 

miércoles, 14 de octubre de 2020

Le Mat (El Loco)

 



"Desde pequeño llevaba consigo un gran secreto bien escondido. Como si sintiera que algo no andaba bien en él en cuanto a ser humano. Era, pues, natural, que quisiera cambiarlo. Lo quería a hurtadillas, con todas sus fuerzas, avergonzándose un poco de este deseo como de una vida indecente. El deseo se parecía a una punzada de hambre que aúlla como un dolor bajo el corazón, o a un dolor pequeño que se despierta como el hambre en el alma. No se acordaba exactamente de cuándo había brotado en él esa velada ansia por el cambio en forma de una tenue fuerza incorpórea. Era como si se hubiera acostado con las puntas de los dedos pulgar y corazón juntas, y al vencerle el sueño, su mano hubiera caído de la cama y los dedos se hubieran abierto. Entonces se había despertado, sobresaltado, como si hubiera soltado algo. En verdad, se había soltado a sí mismo. Y el deseo estaba allí. Terrible, implacable deseo, tan fuerte que, bajo su peso, empezó a cojear del pie derecho... Otras veces le parecía que se había encontrado el alma de alguien revolcándose en su plato lleno de repollo y se la había zampado.

 

Así germinó en él ese algo misterioso y poderoso. (...)"


El último amor en Constantinopla. Una novela para la adivinación. Milorad Pavic. (1994) Ed. AKAL