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jueves, 29 de abril de 2021

Fragancia




Hay que inventar respiraciones nuevas..., de Roberto Juarroz

Hay que inventar respiraciones nuevas.
Respiraciones que no sólo consuman el aire,
sino que además lo enriquezcan
y hasta lo liberen
de ciertas combinaciones taciturnas.

Respiraciones que inhalen además
las ondas y los ritmos,
la fragancia secreta del tiempo
y su disolución entre la bruma.

Respiraciones que acompañen
a aquel que las respire.

Respiraciones hacia adentro del sueño,
del amor y la muerte.

Y para eso hay que inventar un nuevo aire,
unos pulmones más fervientes
y un pensamiento que pueda respirarse.

Y si aún faltara algo,
habría que inventar también
otra forma más concreta del hombre.

miércoles, 28 de abril de 2021

Nadie en el universo



Primera poesía vertical, de Roberto Juarroz

Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mí,
que sólo yo me pienso,
y si ahora muriese,
nadie, ni yo, me pensaría.
Y aquí empieza el abismo,
como cuando me duermo.
Soy mi propio sostén y me lo quito.
Contribuyo a tapizar de ausencia todo.
Tal vez sea por esto
que pensar en un hombre
se parece a salvarlo.




viernes, 22 de enero de 2021

Sueño del camino del tigre


Sueño de 2018

Por el bosque

En el sueño voy caminando por un camino del bosque. He dejado atrás un lugar -no recuerdo cuál- y quiero ir a otro, no recuerdo dónde. Me paro a descansar. Soy como un madero, quieto, silencioso. Es como si hubiera desaparecido del mundo. De repente, escucho ruidos en una colina, justo detrás mío. ¡Dios! ¡Es un clan de leones! Hay leones, leonas y cachorros. Me quedo quieta y los miro. Ellos descienden y empiezan a avanzar por el sendero. No me atacan ni nada de eso, al contrario, sencillamente van por el mismo camino en el que estoy y se dirigen hacia el lugar del que procedo. Un macho se queda atrás para proteger la retaguardia del clan. No me atacan. Todos marchan lentamente hasta perderse de vista.

Yo sigo adelante, he tenido suerte. Vamos en sentido contrario. Camino un poco y, súbitamente, por la misma senda, aparece un tigre enorme y solitario. Está comiendo un trozo de carne y hueso. Yo me quedo parada, observando. El tigre viene hacia mí, lentamente. Tengo miedo. Decido retroceder un poco a ver si desaparece en el bosque. Pero me doy cuenta de que he vuelto a encontrarme con el clan de los leones. El vigía que protege el clan se pone en alerta. Mierda. Ahora estoy entre el clan de leones, a un lado, y el tigre solitario al otro. No sé qué hacer. Ningún animal me ataca, pero siento que no puedo ni volver atrás ni avanzar. Si voy hacia el lugar de donde salí, me encuentro con los leones. Si sigo adelante, me encuentro con el tigre. Me tumbo sobre la tierra. Me quedo muy quieta. Ahora ya sé lo que hay. No me puedo relajar y desaparecer... Comprendo que en realidad no tengo que tomar ninguna decisión. Sólo puedo levantarme y seguir mi camino, sólo puedo elegir el camino del tigre. No hay salida. Me despierto.

... 

En la imagen, dibujo de mi sombra trazada con tiza con un pájarito en la cabeza y siluetas de sombras infantiles.