miércoles, 31 de marzo de 2021

Todo quieto



Aunque no nos muriéramos al morirnos, de Gloria Fuertes

Aunque no nos muriéramos al morirnos,
le va bien a ese trance la palabra: Muerte.

Muerte es que no nos miren los que amamos,
muerte es quedarse solo, mudo y quieto
y no poder gritar que sigues vivo.

En la trinchera



Defensa de la alegría, de Mario Benedetti

A trini
defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos defenderla del fuego y de los bomberos de los suicidas y los homicidas de las vacaciones y del agobio
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría

domingo, 28 de marzo de 2021

Tesoro


He perdido mi tesoro. Está en Varsovia. Que vaya a buscarlo quien quiera.

Ubú Rey. Alfred Jarry

La edad de la ignorancia



Adolescente fui en días idénticos a nubes, de Luis Cernuda

Adolescente fui en días idénticos a nubes,
cosa gráfica, visible por penumbra y reflejo,
y extraño, si ese recuerdo busco,
que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.

Perder placer es triste
como la dulce lámpara sobre el lento nocturno;
aquél fui, aquél fui, aquél he sido;
era la ignorancia mi sombra.

Ni gozo ni pena; fui niño
prisionero entre muros cambiantes;
historias como cuerpos, cristales como cielos,
sueño luego, un sueño más alto que la vida.

Cuando la muerte quiera
una verdad quitar de entre mis manos,
las hallará vacías, como en la adolescencia
ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.

sábado, 27 de marzo de 2021

Verde

La Tarara, de Federico García Lorca

La Tarara, sí;
la tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.

Lleva la Tarara
un vestido verde
lleno de volantes
y de cascabeles.

La Tarara, sí;
la tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.

Luce mi Tarara
su cola de seda
sobre las retamas
y la hierbabuena.

Ay, Tarara loca.
Mueve, la cintura
para los muchachos
de las aceitunas.

miércoles, 24 de marzo de 2021

Fuego y ceniza



Selección, de Emily Dickinson

De las almas creadas
supe elegir la mía.
Cuando parta el espíritu
y se apague la vida,
y sean Hoy y Ayer
como fuego y ceniza,
y acabe de la carne
la tragedia mezquina,
y hacia la Altura vuelvan
todos la frente viva,
y se rasgue la bruma ...
yo diré: Ved la chispa
y el luminoso átomo
que preferí a la arcilla.

Sin palabras




"Es la esperanza lo que lleva plumas
y se posa en el alma,
cantando una tonada sin palabras
que nunca tiene fin"

Emily Dickinson, fragmento

sábado, 20 de marzo de 2021

De paseo con la cachorra

 



Poema 1654, de Emily Dickinson


La belleza me oprime hasta la muerte. 
Belleza ten piedad de mí, 
pero si muero hoy
que sea contemplándote. 

miércoles, 17 de marzo de 2021

Uno de los siete




Aún cuando tomaras un pedazo de tiempo, de Ruth Forman

Conjura algo hermoso, haz tuyo este día. Naciste con manos que saben hilar los sueños y hacerlos realidad.

Haz rodar las horas como el hilo,
teje algo que te haga sentir pleno
y grande y abierto a hablar.

Haz de este día tu propio cuadrado en el edredón de la vida, tan resplandeciente que haga brillar todos tus años hasta ahora. 

Haz que este día sea como uno de los siete de Dios.

martes, 16 de marzo de 2021

Sal



Sal desnuda y negra, de Rafael Alberti

¡Sal desnuda y negra, sal,
que paso por el canal!

A la salida del golfo,
boga, negrita, la isla,
blanca y azul, de la sal. 
¡Sal, negrita boreal,
sal desnuda y negra, sal,
que salgo yo del canal!

lunes, 15 de marzo de 2021

Para más tarde


El camino no elegido, de Robert Frost

Dos caminos se abrían en un bosque amarillo,
y triste por no poder caminar por los dos,
y por ser un viajero tan solo, un largo rato
me detuve, y puse la vista en uno de ellos
hasta donde al torcer se perdía en la maleza.

Después pasé al siguiente, tan bueno como el otro,
posiblemente la elección más adecuada
pues lo cubría la hierba y pedía ser usado;
aunque hasta allí lo mismo a cada uno
los había gastado el pasar de la gente,

y ambos por igual los cubría esa mañana
una capa de hojas que nadie había pisado.
¡Ah! ¡El primero dejé mejor para otro día!
Aunque tal y como un paso aventura el siguiente,
dudé si alguna vez volvería a aquel lugar.

Seguramente esto lo diré entre suspiros
en algún momento dentro de años y años
dos caminos se abrían en un bosque, elegí…
elegí el menos transitado de ambos,
Y eso supuso toda la diferencia.

viernes, 12 de marzo de 2021

Los griegos...



Morir por ti, de Emily Dickinson

Morir por ti fuera muy poca cosa,
pudo hacerlo cualquiera de los griegos.
Vivir es más difícil,
y eso es lo que te ofrezco.

Morir no es casi nada, algo pasado,
pero vivir incluye
el morir muchas veces
sin tener el alivio de estar muerto.

lunes, 8 de marzo de 2021

Mantra




People have the power

Patti Smith

En tu mirada




Reivindico el espejismo
de intentar ser uno mismo
Ese viaje hacia la nada
Que consiste en la certeza
De encontrar en tu mirada
La belleza.


Luis Eduardo Aute, La belleza, fragmento

domingo, 7 de marzo de 2021

Cauce de río




Sé tú mi límite, de José Ángel Valente

Tu cuerpo puede
llenar mi vida,
como puede tu risa
volar el muro opaco de la tristeza.

Una sola palabra tuya quiebra
la ciega soledad en mil pedazos.

Si tu acercas tu boca inagotable
hasta la mía, bebo
sin cesar la raíz de mi propia existencia.

Pero tú ignoras cuánto
la cercanía de tu cuerpo
me hace vivir o cuánto
su distancia me aleja de mí mismo
me reduce a la sombra.

Tú estás, ligera y encendida,
como una antorcha ardiente
en la mitad del mundo.

No te alejes jamás:
Los hondos movimientos
de tu naturaleza son
mi sola ley.
Retenme.
Sé tú mi límite.
Y yo la imagen
de mí feliz, que tú me has dado.

Mariposas




He venido para ver, de Luis Cernuda

He venido para ver semblantes
Amables como viejas escobas,
He venido para ver las sombras
Que desde lejos me sonríen.

He venido para ver los muros
En el suelo o en pie indistintamente,
He venido para ver las cosas,
Las cosas soñolientas por aquí.

He venido para ver los mares
Dormidos en cestillo italiano,
He venido para ver las puertas,
El trabajo, los tejados, las virtudes
De color amarillo ya caduco.

He venido para ver la muerte
Y su graciosa red de cazar mariposas,
He venido para esperarte
Con los brazos un tanto en el aire,
He venido no sé por qué;
Un día abrí los ojos: he venido.

Por ello quiero saludar sin insistencia
A tantas cosas más que amables:
Los amigos de color celeste,
Los días de color variable,
La libertad del color de mis ojos;

Los niñitos de seda tan clara,
Los entierros aburridos como piedras,
La seguridad, ese insecto
Que anida en los volantes de la luz.

Adiós, dulces amantes invisibles,
Siento no haber dormido en vuestros brazos.
Vine por esos besos solamente;
Guardad los labios por si vuelvo.

viernes, 5 de marzo de 2021

El cielo en verano




Poema 1472, de Emily Dickinson

Ver el cielo en verano
Es poesía, aunque no esté escrito en ningún libro
—Los verdaderos poemas huyen—

Por la sed




Poema 133, de Emily Dickinson

El agua se aprende por la sed.
La Tierra —por los Océanos atravesados.
El Éxtasis —por la agonía—
La Paz —la cuentan las batallas—
El Amor, por el Hueco de la Memoria.
Los Pájaros, por la Nieve.

Nuestros nombres


Morí por la belleza, de Emily Dickinson

Morí por la Belleza, pero apenas
pude acostumbrarme a mi tumba,
uno que murió por la Verdad
se instaló en el cuarto contiguo.
Me preguntó suavemente por qué caí.
«Por la Belleza», respondí.
«Yo por la Verdad, y ambas son una,
por lo que somos hermanos», dijo él.
Y así, como parientes reunidos en la noche,
hablamos de un cuarto al otro
hasta que el musgo alcanzó nuestros labios
y cubrió nuestros nombres.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Todos los naufragios


Nací para poeta o para muerto ..., de Gloria Fuertes

Nací para poeta o para muerto,
escogí lo
difícil —supervivo de todos los naufragios—,
y sigo con mis versos,
vivita y coleando.

Nací para puta o payaso,
escogí lo
difícil —hacer reír a los clientes desahuciados—,
y sigo con mis trucos,
sacando una paloma del refajo.

Nací para nada o soldado,
y escogí lo difícil
—no ser apenas nada en el tablado—,
y sigo entre fusiles y pistolas
sin mancharme las manos.

Despertar





Al borde, de Gloria Fuertes

Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.

He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar

martes, 2 de marzo de 2021

Océanos en la piel




Lo recuerdo como si fuera ayer, meciéndose como un navío llegó a la puerta de la posada, y tras él arrastraba, en una especie de angarillas, su cofre marino;
era un viejo recio, macizo, alto, con el color de bronce viejo que los océanos dejan en la piel; su coleta embreada le caía sobre los hombros de una casaca que había sido azul; tenía las manos agrietadas y llenas de cicatrices, con uñas negras y rotas; y el sablazo que cruzaba su mejilla era como un costurón de siniestra blancura. Lo veo otra vez, mirando la ensenada y masticando un silbido; de pronto comenzó a cantar aquella antigua canción marinera que después tan a menudo le escucharía:

«Quince hombres en el cofre del muerto ...
¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!¡Y una botella de ron! »

La isla del tesoro, fragmento, Robert Louis Stevenson

lunes, 1 de marzo de 2021

La aventura




 «Llamadme Ismael. Hace unos años —no importa cuánto hace exactamente—, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo. Es un modo que tengo de echar fuera la melancolía y arreglar la circulación. Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un noviembre húmedo y lloviznoso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondría me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los transeúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda».

Primeras líneas de Moby Dick, de Herman Melville